Psicología cognitiva

La psicología cognitiva se define como el estudio de los procesos mentales a nivel individual como el procesamiento de la información, la atención, el uso del lenguaje, la memoria, la percepción, la resolución de problemas, la toma de decisiones y el pensamiento (Gerrig y Zimbardo 2002). Una suposición fundamental del análisis del comportamiento corrupto a través de la lente de la psicología cognitiva es que las personas toman decisiones informadas para participar en un comportamiento corrupto. Lo más probable es que estas decisiones impliquen varios procesos psicológicos paralelos. Una mejor comprensión de cómo estos procesos están involucrados en la toma de decisiones sobre corrupción podría mejorar el diseño de programas anticorrupción dirigidos a empresas donde la corrupción es la norma o a personas que detentan el poder. A continuación, examinamos los conceptos relacionados con la toma de decisiones en el campo de la psicología cognitiva que son más relevantes para explicar el comportamiento corrupto y que aparecen en nuestra revisión de la literatura.
Procesamiento de información
Una decisión implica una elección entre dos o más alternativas que involucran elecciones sobre preguntas tales como si, quién, cuándo y cuál. Cada alternativa está asociada con un conjunto de creencias sobre el resultado asociado con cada alternativa. Cada resultado está asociado con un valor o preferencia, aunque estas creencias y valores pueden ser idiosincráticos para cualquier tomador de decisiones. Hacer una elección implica un compromiso con la alternativa elegida y puede implicar buscar razones o racionalizaciones para justificar la elección.
Un modelo básico de toma de decisiones consta de tres etapas:
1. Entrada en forma de información visual o auditiva
2. Almacenar y codificar esta información en el cerebro, con esta información almacenada utilizada por las partes del cerebro responsables de actividades mentales como la memoria, la percepción y la atención.
3. Salida en forma de comportamiento basado en el procesamiento de información (McLeod 2008).
La tarea de elegir entre alternativas y comportarse de una manera particular implica diversos grados de procesamiento de la información. Esto, a su vez, involucra diferentes formas de actividades de adquisición de conocimiento basadas en datos y conceptos (o hipótesis) que van desde el conocimiento directo (basado en la percepción) hasta el conocimiento indirecto (basado en la cognición) que involucra tareas de inferencia más complejas (Baron y Harvey 1980). ; Harris 1981; Lindsay y Norman 1977; Taylor y Crocker 1981).
Tres factores influyen en el correcto procesamiento de la información. Uno, tiempo: estrés y altos niveles de información que necesitan procesamiento para socavar la atención y la precisión (Hastie, 1981). Dos, capacidad: los individuos requieren la capacidad mental para procesar información incongruente (Fiske, Kinder y Larter 1983). Motivación tres: las preferencias individuales por la precisión frente a mantener el statu quo darán como resultado diferentes resultados de comportamiento (Crocker et al. 1984).
Esquemas
La idea de "esquemas" es un concepto muy conocido dentro de la psicología cognitiva y puede ayudarnos a comprender los procesos mentales internos (es decir, la codificación y almacenamiento de información) que se encuentran entre los estímulos (entrada) y la respuesta que dan los individuos en el rostro de cualquier situación dada. Un esquema se define como "una estructura cognitiva organizada de conocimiento previo, abstraída de la experiencia con instancias específicas que impulsan el procesamiento de nueva información y la recuperación de información almacenada" (Fiske y Linville 1980, 543). Los esquemas incluyen guiones, ejemplos y analogías. Son un marco estructurado que ayuda a las personas a memorizar, simplificar y relacionar información y difieren según el nivel de competencia y compromiso. Además, están vinculados a procesos cognitivos complejos como la memoria y están en el centro del procesamiento de información basado tanto en datos como en teoría. En términos de toma de decisiones, la investigación de la psicología cognitiva sobre esquemas puede decirnos mucho acerca de cómo el conocimiento establecido afecta la forma en que se entiende, clasifica, selecciona, codifica, infiere, almacena y recupera el nuevo conocimiento (Larson 1994).
Cómo la función de los esquemas se puede describir en cinco puntos. En primer lugar, un esquema de organización de experiencias. En segundo lugar, afectan la forma en que la memoria a largo plazo almacena y recupera información (Taylor y Crocker 1981). En tercer lugar, la estructura de los esquemas puede servir como base para recopilar la información faltante (Minsky 1975) y, como tal, proporcionar información perceptible en la situación dada (Taylor y Crocker, 1981). Cuarto, los esquemas ayudan a simplificar la resolución de problemas a través de atajos y heurísticas (Tversky y Kahneman 1973). Finalmente, los esquemas son fundamentales en la autoevaluación al proporcionar una base para experiencias previas.
Emociones y motivaciones
Las emociones y las motivaciones se han omitido tradicionalmente de la investigación cognitiva tradicional (Smith y Semin, 2004). Sin embargo, dentro de una perspectiva cognitiva situada, los constructos motivacionales son útiles para comprender el inicio y la determinación del procesamiento de la información. Las emociones son vistas como un ingrediente vital en la cognición funcional. Los estudios muestran que el daño cerebral que afecta los sistemas emocionales (donde las habilidades verbales y la "inteligencia" están intactas) afecta gravemente la toma racional de decisiones de los pacientes (Damasio 1994).
Cognición y comportamiento
El estudio de la cognición está indisolublemente ligado a las observaciones de la conducta o acciones realizadas por el individuo. Se considera que la mente está compuesta de estructuras internas que organizan la información del entorno, conectan esta información con el conocimiento previamente almacenado y procesan la información y el conocimiento para tomar una decisión sobre la cual actuar (Clark 1997, 47). El vínculo cognición/conducta, sin embargo, no es una relación clara en la que la cognición da forma a la conducta. Una gran cantidad de trabajo sobre algunas de las teorías básicas de la psicología (como la teoría de la disonancia, ver Festinger 1957) muestra que la conexión es bidireccional y que la cognición y el comportamiento están tan estrechamente vinculados que es difícil cambiar uno sin cambiando el otro (por ejemplo, Cooper y Fazio 1984).
Cognición en contexto
En la mayoría de los casos, el conocimiento social y físico específico del contexto impulsa o influye en el procesamiento de la información. Algunos teóricos ven "la cognición como un proceso adaptativo que surge de la interacción entre un individuo y el mundo, tanto físico como social" (Smith y Semin 2004, 55). Las características del entorno/contexto dentro del cual opera el individuo son, por lo tanto, recursos y restricciones en su cognición y comportamiento (Smith y Semin 2004). El entorno es tanto un proveedor de entrada como un receptor de entrada y es una "unidad" interactiva y reactiva de las acciones humanas, un proceso de causalidad mutua continua (Clark 1997).
¿Se puede cambiar la psicología cognitiva de los individuos?
Las teorías sobre la base esquemática del cambio de creencias son fundamentales para nuestra comprensión de cómo podemos influir en el cambio del comportamiento individual. Aunque los patrones son muy resistentes al cambio, pueden cambiar a través de la experiencia y la exposición a información incongruente (información que no se ajusta al contenido del patrón existente) (Crocker, Fiske y Taylor 1984).
La información inconsistente conduce al cambio esquemático a través de la adaptación y la asimilación (Inhelder y Piaget 1958). En la mayoría de los casos, la información inconsistente simplemente se asimila al patrón correspondiente existente, en lugar del patrón que encaja o se adapta a la información incongruente (Crocker et al. 1984). Las personas desconfían de la información inconsistente, pero la investigación ha revelado que dicha información rara vez se procesa por completo a través de la memoria a corto plazo y luego se almacena en la memoria a largo plazo. En cambio, la información inconsistente a menudo se etiqueta como "falsa" y, como resultado, los ejemplos mentales existentes no se actualizan (ibíd.).
Varias características del esquema pueden cambiar ante información inconsistente. Primero, puede agregar nuevas variables al esquema y descartar las antiguas. En segundo lugar, los valores predeterminados asociados con las variables de esquema pueden cambiar. Tercero, la estructura vertical y horizontal de las categorías y subcategorías que componen el esquema puede cambiar. Cuarto, lo que mentalmente se considera un prototipo o un "buen ejemplo" puede cambiar. Pero cuanto más desarrollado está un patrón, más resistente es al cambio, aunque es probable que cualquier cambio que persista tenga consecuencias importantes para otros patrones (Fiske et al. 1983). Además, un patrón que no se activa cuando hay información inconsistente no se puede cambiar (Crocker et al. 1984). En otras palabras, un esquema que no contenga elementos que puedan ser impugnados y por lo tanto modificados no se moverá, porque no existen casos claramente inconsistentes (ibíd.). Además, la información clara y concentrada presentada repetidamente es más difícil de descartar (Lord, Ross y Lepper 1979; Crocker et al. 1984).